Aventuras de un Maestro

Ya compré a Milán Kundera y que creen! Pues no sé qué hijito de Dios lo tomó y ahora no aparece el mentado libro, y déjame te digo que barato no me costó! Bueno, ya tendré tiempo de zangolotear a mi sobrino para que confiese donde lo metió, si es que todavía existe, pues conociéndolo es capaz de haberlo rallado ¡No quiero ni pensarlo! Porque ¡lo matoooo!!!! (No es cierto, simple sarcasmo equivalente a una nalgada y un fuerte regaño).
Ayer me la pasé limpiando la casa, y me quedé esperando una llamada que por cierto, nunca llegó, como me molesta que me hagan eso!
Después de no haber salido me quedé pensando en la invitación que me hizo uno de mis alumnos de sexto, que por cierto está muy bien, y casi estoy segura es de mi edad. Resulta que por casualidad o causalidad mía, me senté junto a él mientras un equipo exponía, dicho muchacho, empezó a jalar la silla donde estaba sentada y empezó a decirme: “pero acérquese profesora, ¿cuándo sale conmigo al cine?” yo con una sonrisa un poco apenada no contesté nada e intenté disimular poner atención al equipo, en voz baja seguía insistiendo… “ ¿a qué hora paso por usted? ¿Qué le parece si mañana vamos al cine y luego la invito a cenar?” Mientras en mis adentros recordaba que un día antes, había firmado el contrato en la escuela, y no sé porqué, el encargado hizo énfasis en que el documento estipulaba que estaba prohibido tener algún tipo de relación con los alumnos, supongo que eso no le dijeron a la maestra de física, o al de historia que por su aspecto y edad nada tuvieran de riesgosos. Aunque contemplé la invitación, bajé de mi nube y pensé en el terrible quemón, así que la respuesta era rotunda.
El chico, volvió a preguntar: “¿a qué hora paso por usted? ¿O es que acaso le doy pena?” insistió, “Dígame ¿es que estoy tan feo para darle pena?” Lo miré sonriente, y mi inconsciente le dijo: ¡no mi rey! ¡Contigo a donde quieras!! Pero conozco tus intenciones y tu objetivo es pasar, además el solo pensar que puedas ser un bocón chismoso y que por ti pueda perder mi trabajo, prefiero no arriesgarme. Finalmente le respondí “No, gracias no puedo”, él, repeló un poco, el equipo terminó de exponer, me paré del lugar y con una sonrisa en la mirada comencé a dar mi clase. Con ese detalle me he mantenido de buen humor esté aburrido fin de semana, donde nadie más que mi amiga Sol, me ha llamado para ir a una comida, que por cierto es a las dos. Dios! Por qué me hiciste tan débil, me hubiera encantado salir aunque sea con ese niño bonito de mi clase, pero oh! Peligro! Oh! Desdicha! Tengo que ser su maestra! Buaaaaaa!!!
Nos vemos pronto

Atte. el Vicho teacher

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