Lamento no tener cosas chuscas que contarte hoy, pero este trabajo de maestra cada vez me parece más difícil, más patético, y en días como este quisiera mandar a todos mis alumnos a la goma. Resulta que entregué calificaciones (el gran panacea en la aulas educativas) en uno de los segundos el “A”, dos de mis alumnos que son inteligentes pero de lo más huevones y que regularmente son también los más ruidos, no estuvieron conformes con sus calificaciones de 7, porque los angelitos no entregaron sus tareas y alegaban que otros tenían más que ellos, argumentando que estos no ponían atención en clase, la situación pasó a tal grado que su irreverente reacción produjo más alegatos con las tareas siguientes y Eduardo, niño problema de ese grupo, justo cuando salí del salón comentó a mis espaldas que había terminado de mal humor, por la maestra de taller, o sea yo. ¡Caray! En todo caso la enojada debía ser yo, por soportar sus insolentes justificaciones que ni siquiera proponían algo para ayudarse, sino para afectar a los demás.
En la siguiente clase abrí la tribuna, para que los mismos alumnos pusieran sus reglas y evitara este tipo de problemas, la conclusión fue poner más orden e incluso, ser más estricta, con esto me dijeron “maestra su clase está de hueva” obviamente no con estas palabras, porque me los repruebo, pero al buen entendedor pocas palabras y asumí el compromiso de hacer más entretenida la clase, que por cierto aun no sé cómo, pues suelo divertirme más yo con ellos, que ellos conmigo… lo sé, lo sé, sé que has de estar pensando que soy una maestra muy chafa querido lector, y aunque hago mi esfuerzo nunca es suficiente, pues aun me recuerdo en mis etapas de estudiante en las que solía ser muy fácil criticar a los maestros que no saben, que su clase es aburrida, que te dictan mucho, que si se viste feo, que si tiene mal genio, en fin, miles de justificaciones, pero que lejos de crear conciencia que tú formación no depende de una escuela sino de uno mismo. Lo peor es que los que hacen esas críticas, son los que menos se ocupan, los que nunca entregan tareas y los pedantes (lo asumo, yo también fui parte de ellos).
El ambiente que te provoca convivir con chavos rechazados de muchas escuelas, a pesar de tener un gran potencial, también te influye enormemente, es cambiar toda tu energía positiva por una carga muy oscura. Ayer mientras aplicaba un examen, un alumno leyó el encabezado y dijo “Instituto patito”, comentario que a cualquiera causaría risa, pero con una fuerte significación, te está diciendo que tú como maestro también eres un patito, una mala copia de verdaderos maestros. He llegado a pensar que no deberían existir las escuelas privadas, pero si no fuera así no tendría trabajo… después de este panorama poco alentador me despido, mando un gran saludo a mi amiga Faby que me leyó, gracias por entrar a este espacio… por cierto después te digo en que escuela estoy, porque si lo digo en público, no quiero ni pensar que por el quemón ya no tenga que comer.
Chau!
Atte. “La Vicho teacher”
Dejen comentarios!!
1 Comment:
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- Salvador said...
4:31 p.m.Así era yo j3j3...Trabajaba muy poco, casi nunca studiaba (pasaba los examenes en la rayita) y ¿¿sabes q es lo peor vicho teacher???, me les enfrentaba a los profes más de una vez!!!Siempre les hacía indirectas, me acuerdo aún cuando a la bióloga la llame vieja:Pj3j3...saludos!! q gran post el q publikste!
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