“Ser o no ser, ése es dilema: es más noble a la luz de la razón, padecer las pedradas y flechazos de la afrentosa suerte, o empuñar las armas contra un mar de aflicciones y terminar con ellas combatiéndolas.” Vaya filosofía de Shakespeare, Hamlet uno de los más grandes personajes de la literatura universal, ¿pero a que viene al caso este dramaturgo? Bueno pues me preguntaba que ¿uno es, o se hace tonto solo? Y dadas las peticiones de que me proyecte más, pues creo que realmente lo hago, solo que no muchos se dan cuenta, pues como toda humana de carne y hueso, debo admitir que algunos de mis alumnos me encantaría conocerlos más a fondo, pero uno pone la cabeza bien fría y antes de que la calentura llegue a turbarla, mi conclusión es que prefiero tener pan durante los siguientes meses, a una cama caliente con carne fresca que luego se congele. (¡hasta rimó!)
Además que si lo digo abiertamente, rompería las ilusiones de mis muchos admiradores (de los que por cierto no he recibido ni una llamada… que tonta! Cuidando a los que no tienen cuidado de mi!). En fin, dejemos esos temas a un lado y sigamos con lo que ha pasado en mi glorioso recinto de trabajo: “la escuelita de los perversos polimorfos”. A continuación transcribiré el texto de uno de mis alumnos, que la verdad lo pone a pensar a uno seriamente sobre el asunto:
Existe una escuela, la cual no tiene sentido decir su nombre simplemente describiré brevemente como se maneja, y en pocas palabras diré que es una de las peores.
En esta escuela la mayoría de los maestros parecen tener solo una embarrada de conocimientos en las materias que imparten y aún menos carácter de profesores.
Sus reglas son absurdas y nadie las respeta, excepto ciertas personas que tiene educación y que aún así sienten un poco de molestia, al ver que muchos de sus compañeros hacen lo que quieren y no les dicen absolutamente nada y peor aun las autoridades escolares se ensañan con aquellos que si acatan más las malditas reglas y más si ven que sus papas se preocupan por ellos.
Entonces verdaderamente es indignante el control y la falta de autoridad de los prefectos que además son poco comprensibles con el alumnado al igual que los “maestros”.
Lo más molesto de esto es que no tienen la infraestructura necesaria para satisfacer ciertos gustos de los alumnos y que además sus “paraescolares” no sean del agrado general de los mismos.
¡Qué te parece estimado lector! Obviamente en pocas palabras me dijo que no tengo carácter de maestra, que tengo una embarrada de conocimientos y que mis reglas son absurdas. El piedrazo fue directo, duele saber que mientras tú haces tu mayor esfuerzo te digan eso, y más cuando viene de una persona que ni siquiera tiene la autoridad moral para decirlo.
Si yo fuera él, lo primero que haría es salirme de esa escuela. En la adolescencia se nos hace muy fácil criticar, pero pocas veces ponemos algo de nuestra parte para cambiar la situación. Comprendo la fuerte crítica, que cualquiera tomaría a mal y reprobaría facilmente al susodicho estudiante, pero mi opinión es que no solamente representa la percepción de una escuela, sino una problemática educativa generalizada, en todas las instituciones mexicanas nos encontramos con los mismos penares.
¡Adiós escuela activa, adiós a todos los ideales constructivistas, adiós Freinet, adiós amado Freire! De nada sirvieron mis apasionadas discusiones al respecto, en estos momentos mi única solución es regresar a la escuela tradicional, donde el maestro reprimía y amonestaba. Si eso quieren ¡eso les daré!
Un saludo a quienes no leen, dejen comentarios!
Atte. La Vicho teacher
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