Aventuras de un Maestro

Acabo de salir de clase con los horribles y detestables niños de secundaria, disculpen mis adjetivos, pero no vengo muy contenta.

Ayer mi jefazo me dio la invitación para celebrar el día del maestro, pues hoy va haber una comida y el 15, se nos dará el día. Así que esta tarde será peligrosa, pues por lo que me contaron va ver suficiente alcohol…
Por dicha celebración se me ocurrió arreglarme un poquito más de lo normal, faldita entallada, blusa y zapatillas color vino. Mi primer hora fue con los de secundaria, dejé unos ejercicios, y como es clásico que a la hora de calificar se junten un tumulto de chamacos, mientras checaba los cuadernos, un listo que se pone detrás de mi, se agachó y puso un espejo en el piso, imagínense para qué, una gran carcajada de otro mocoso que me cae sumamente mal, hizo que volteara y viera como el travieso guardaba el espejo en su pantalón, cuando le dije que lo diera, no sé como diablos maniobró y lo que sacó fue su celular.
Como muchas de las ocasiones en que se ríen a mi espalda, por algún comentario mal intencionado, me hice la tonta, aunque me consumía en coraje.
Créanme, es horrible tratar con chamacos mal criados que te falten al respeto, cuando ni siquiera te portas culera con ellos, pero ya vendrán los exámenes, ya vendrán…


“La Vicho teacher”