Aventuras de un Maestro

El conflicto está que arde en la ciudad y nadie hace nada… pero ya no quiero estresar a más gente con lo mismo… mejor escribo de esas cosas amenas que uno como maestro le suelen suceder en su vida privada...

Como todos sabemos, los maestros somos figuras de alguna manera “públicas” que debemos guardar cierta reputación, dado que representamos o bien, debemos inculcar valores y demás “buenas costumbres en los alumnos”… Pero de verdad que uno tiene su lado instintivo, cochino, sucio y no está exento de tener uno que otro desliz por ahí.

En uno de esos fines aburridos donde no hay nada que hacer ni ver en la tele, Chuchita, una de mis mejores amigas me llamó por teléfono para que nos fuéramos a un antrillo a petición de su hermana que quería ver hombres contoneando las nachas.
Yo, como no soy dada a salir a ese tipo de lugares, pues acepté, digo, ¿a quién le dan pan que llore? así que llegamos al lugar, lleno de cuerpos esculturales y hombres con tanguita…¡ay! Yo con mirada lasciva, no podía dejar de ver a uno que otro espécimen con músculos por todos lados y por el tumulto entre sus piernas. Así que pedimos nuestra cubetita que incluía dos teybols (tables), pero decidimos esperar y mientras tanto ver a los buenos muchachos que estaban en pleno certamen nacional y se disponían hacer su show, de vaqueros, monjes, mounstros, polecias, trajeados, y demás personajes que con un poco de ingenio provocaban las gritoneadas y aplausos femeninos… el tiempo pasó y en una de esas se me ocurrió ir al baño, donde casualmente encontré a un profe de la escuela, ¡ash! Dije trágame tierra… no me quedó más remedio que saludarlo y cotorrear con él por unos segundos… pasó… cuando nos dispusimos a pedir nuestros respectivos teibols, estaba agarrandole la pompita al muchacho que me bailaba cuando el profe, supongo que intencionalmente pasó por el lugar donde estaba sentada, frunciendo las cejas y mirando como el muchachote se contoneaba frente a mi, yo muerta de la pena y alardeando mi cinismo sonreí y lo volví a saludar con la mano… y nuevamente dije dentro de mi, ¡tragame tierra!

La Vicho Teacher